[Cuento] El Test – Marcia Henríquez Bustamante

La puerta del baño hizo un leve chasquido, pero no alcanzó a cerrarse del todo y quedó entreabierta. Ella miró hacia atrás y, aunque no se detuvo, el aroma floral trepado a la ventana invitaba a ralentizar el paso ¿La casa entera estaba impregnada en esencia de lavanda y ella no se había dado cuenta?, pensó. Dio un suave empujón a la batiente de la cocina. Activó el chispero del primer quemador y la llama azul del gas le iluminó la cara. Sonreía. Sobre la mesa, la balanza hundida ligeramente acusaba el peso de los ciento cincuenta gramos de cristales que hizo llover sobre el cazo donde prepararía el almíbar.

La hora dorada se tiño del color del azúcar moreno. El dulzor ascendió por la empinada turgencia de sus pechos, convertido en miel se aferró a su cuello, le humedeció los labios y, todavía sin probarlo, ya tenía la boca dulce y el aliento dulce, y la piel tostada y el vientre hinchado de vida; y pensaba en el almíbar sobre la blancura lechosa de la crema volteada y, cantando, agitaba el hilo de oro que caía desde la cucharilla porque quedaría perfecto, ahora que la perfección era el único resultado posible, seducida por los movimientos envolventes, como caricias suaves, como tintineos líquidos, que en el silencio de la cocina eran repiqueteos de notas musicales dibujando los segundos que transcurren en un tiempo que nunca fue tan presente, para dibujar un puente entre el azúcar apenas dulce y el néctar de los dioses, y en la muralla el tic tac del reloj le confirma que debe estar listo, no quiere equivocarse, no otra vez, espera unos segundos más, deja al mínimo la llama y le entrega a sus pasos frágiles la libertad de recorrer el camino de vuelta, alerta al bamboleo de la batiente que susurra en el aire, empuja la puerta entreabierta del baño, y sonríe al contemplar el líquido amarillo como almíbar diluido en el agua de la taza, la primera evidencia del gran milagro que espera de su cuerpo, y se estremece al enfrentar la pequeña barra de la verdad que descansa sobre el estanque.

Con silencio estridente la realidad pronuncia su nombre. El cazo todavía está sobre el quemador. El humo es un dolor que sabe amargo. Por última vez aferra en su puño esa varita que ya no contiene ninguna magia, y entierra las uñas en su palma justo antes de abrir la mano y dejar caer el test al basurero.










Marcia Henríquez Bustamante (1961, Temuco). Realizó la enseñanza básica en la Escuela de Millaray, y la Media en el Liceo Gabriela Mistral de esta ciudad. Es Licenciada y Magíster por la Universidad de Chile, y Doctorada en Química por la Universidad de Santiago de Chile, donde se desempeña como docente. 

A principios del 2018 publicó “Como Austenita retenida”; su primer libro de cuentos. En la misma línea siguió “De Santiago no sale. Relatos urbanos y no tanto”. El 2019, a través de la Editorial USACH publicó el libro de divulgación científica: “La ruta del Big Bang. El Universo en clase turista” y a fines del 2021 apareció su primera novela; “Norte claro, Sur oscuro”, una obra de ficción histórica ambientada en la Araucanía en el corazón del siglo XX.