Confines del estrecho
El aciago me persigue
quiera o no me mira
se ríe mientras se arrima
promete no alejarse
Viene a veces a buscarme
no sé si sabrá que sigo caminando
seguimos adelante y
no me importa en realidad
Palpita la brisa
que nos envuelve
ya te lo he dicho
no se me quita el olor a kiltro
Duelen los espacios
intento evitar correr,
toda esta fisura
es este derrame sin pausa
Hay trampas de las que no pude huir
mis ojos están fallando
porque estoy tarado
confuso
este dolor
toda la carroña
no tengo donde ir
más que en mi mente
quien no se da por aludida
deja que se ahogue dice
solo sigue caminando.
Ya son varios los días
en los que se me caen los dedos,
otras quisiera llegar a destino
¡ahora ya ni duele!
Pienso en cada segundo
las hojas que se han ido
me he escondido de las estrellas
porque no sé que pasa afuera
Ya no guardo fotografías
evito visitarme en mal estado
mirarte a los ojos no puedo
si no me viera tan miserable.
Me recorro por las tardes
esas en las que pienso en la culpa
me veo desvanecido
sin creer si estoy aquí.
No es sino detrás del espiral
que esta ese calor
permitiendo así despertar
a ratos, como la vida
Corrí tantas veces
fatigado entre el ramaje
¿qué hace que tus rimas salgan al mundo?
¿cómo te atreves?
Celia Ruth Barría Muñoz (1996). Estudiante de Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación en la Universidad Católica de Temuco. Editora de revista Observatorio [19]. Por estos días sobreviviente a la maquinaria neoliberal.