[Poemas] Carolina Quijón Sáez




Yo

Circulo silente entre tus alrededores
Como forajida amenazo tus moradas
Rodeo recatada tu cerca
Hurgo intensamente entre las hierbas y flores de tu jardín
Guardo en todos mis recovecos
El sereno congelado de estas madrugadas robadas
Que reclamo como mías desde el último beso.
Y la escarcha se estaca en mis manos y pies
Porque rodeo estoica lo provocado.
El resuello de la bestia arrogante
Se escapa fijando los deseos vedados por el agobio.

Se Permuta

Busco sombras grises
Que trasladen pronto
La brevedad de la alegría.
Me asaltan colores,
Aromas,
Amores.
Cara arriba
Descifro alguna nube,
Una esquina fría
Que obligue al abrazo,
Una grieta en la puerta
Que cuele un café,
Un techo suelto,
No más que el pretexto
Para el desvelo.

En pos de la mascarilla

La vacilación de la visita
Lo inusual del uso de locomoción,
El caminar por la ciudad vecina
Con el paraguas en la mano
A la espera de la lluvia,
Que el ataque por sorpresa no me encuentre desarmada,
A pesar del relajo desempleado
Y la apatía horaria.

La Brisa que acompaña
Al transeúnte voluntario,
Al que elige hacer las compras sin apremio
Reservando el estado emocional
Tras la fastuosa mascarilla,
El distanciamiento social
Se nos da tan cómodo a algunos,
Como no sonreír por compromisos.
Solo nos basta
La exhortación murmurante de los árboles
Antes de encender las luces del invierno.

Arboledas Centenarias

Los meses de pandemia y la proximidad del eclipse
Entregan un tiempo propicio para levantar la mirada,
Todos los días las tonalidades azuladas son distintas,
Tan diversas como las formas que crean las nubes escurridizas
Que presenta cada estación.
De todos los lugares visitados durante mi vida en la Araucanía,
Me ayuda en esta Cuarentena necesaria
El recuerdo de los árboles;
Las extensas avenidas amarillas de Aromos que me acercan a la costa,
Los añosos Cipreses precordilleranos de las praderas
Pobladas por lo corderos de infancia,
Los Alerces altaneros hermosos en las lejanías de los paisajes,
Los Robles apellinándose, intocables en las florestas imperecederas
Las Araucarias milenarias, calmas alzando su impetuosa estatura.
La tímida belleza de los Arrayanes sonrojando los bosques,
Lengas y Ñirres coloreando cálidamente los otoños,
La firmeza del verde perenne de Avellanos frondosos.
La fragancia exquisita de los cordiales Boldos,
La audacia de Maquis en las faldas montaraces.
Y la sabiduría curativa de Canelos en flor en los campos como en las ciudades.
Mis pensamientos merodean por las urbes del futuro,
No estamos los mismos, mi apellido finalmente se ha perdido,
Sólo espero que los árboles continúen entregando la sombra cargada de vida,
Los frutos que permiten la existencia,
La guarida que entrega calma bajo los mismos astros eclipsando.




Carolina Quijón Sáez (1977) Trabajadora Social, Gestora Cultural y Escritora. Creció con el pensamiento fijo entre los grandes Robles cargados de digüeñes y los más altos Álamos de los cerros de la zona de Carahue, la conexión con la naturaleza está presente en su trabajo, realizado en diversos espacios culturales, desde lo grupal a lo individual. Autora de “Tesoros de Montaña” 2013, libro sobre cultura inmaterial y “Fauna Nativa del Ñielol en Origami” 2020, libro de fábulas ecológicas.