La razón no existe
Ágiles tiempos,
de rodillas frente al alba.
La minuciosa trampa aparece
entre el gentío y las noches.
Fuerte es el fuego de la testa,
más el alma es pura y frágil.
Somos cientos de peces en aquariums,
hay un jardín entre las tumbas.
Cadáveres reposan en la contienda.
Es el cansancio inminente.
Se apaga el cielo
y el sufrimiento,
halla lugar entre las paredes.
No hay punto de inflexión
que jamás no llegue.
Es el avezado,
mejor aguerrido,
en atrapar melancolías
y antepasados.
Los vehículos avanzan,
las bocinas timbran.
Tocando el semáforo
seguimos,
antipsicóticos atípicos.
El humo es uno,
la vanguardia segunda
y a la tercera,
la locura incapaz
de recordar el hospicio.
Alex G. Allendes, 1999, Ancud. Derecho, U. Autónoma de Chile. No tengo tiempo para un futuro.