Odisea

Abandonar la culpa
Aprender de lo hecho
Y seguir adelante

Pensar
Que las vidas son infinitas
En estos cuerpos
O en otros más sublimes

Escribir un poema es descansar
Del peso del universo
Y del propio nombre

Es azotar
La propia memoria e identidad
Y hacer emerger
Los ríos y órdenes sagrados
La brújula perdida
El talismán y el libro
Que nos guiarán
Si somos fieles y perseverantes
A nuestra tierra prometida

Es necesario
Hacer las paces
Frente a frente
Con uno mismo
Para poder hacerlas
Con el pájaro
El árbol
Y el prójimo

Nuestros caminos
Se entretejen y se unen
En esta planicie infinita
Que es la tierra
Y el aprendizaje que esta nos depara

Todos los colores
Todas las estaciones
Cielo e infierno
Allí se entremezclan
Y allí
En medio
Al descampado
Vive el hombre
Que es azotado
Sufre
Lucha
Y se erige.

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Consumación

El cansancio que siento
Cansancio
De siglos
De Batallas
Triunfos y rendiciones

Tengo cansancio
De Dios
Y de su ausencia
Del origen del universo
Y de su fin
Que ya ha sucedido
Infinitas veces

Los movimientos astrales
Grabados en mi alma están
Y ya me hieren y lastima

En este necesario apocalipsis
Me lleno de visiones
Las montañas de mi imaginación
Se ponen rojas
Negras
Y púrpuras
Luego
Abro los ojos
Miro los Andes
Y los veo
Rojo
Negro
Y púrpura
Las imágenes de mi niñez
Se entrecruzan
Y las oraciones que elevé
En una catedral de Europa
En el siglo X

Todo se está consumando hoy
Luego se romperán las cadenas
Y las rosas
Caerán del cielo.

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Gabriel Muñoz Canario (1995). Vive en Pitrufquén, Región de la Araucanía. Es estudiante de la carrera de Sociología en la Universidad Católica de Temuco.