[Cuento] Golpe de gracia Por Claudia Salgado Zúñiga

La popularidad de la señora Olguita en materia de sacrificio animal crecía como batido de merengue. La mandaban a buscar del fundo El Maitén, la pedían en El Estanque, la requerían en las casas patronales, la suplicaban los vecinos de Esperanza, nuestro pueblo, la imploraban en cuanto corral albergara algún proyecto de estofado, longaniza o asado al palo. Circulaba como un préstamo carnicero, poniendo fin a las andanzas de una interminable lista negra de vacas, ovejas, cerdos, gansos, patos y gallinas cuyos dueños habían decidido transformar en consomé, arrollado o bistec. La apodaban «la Golpe de Gracia», porque donde asestaba el ojo del hacha, despachaba un animalejo a mejor vida o a mejor estómago. Mi papá decía que ella era una asesina con permiso y que al azotar la frente del «elegido» cumplía una labor social. Mientras él discurseaba en apoyo a la función solidaria de su empresa, yo, desde la expectación boquiabierta de los nueve años, veía desplomarse al desgraciado sobre un mesón improvisado de tabla bruta. Lo demás eran tripas abiertas, sangre a destajo, fondos con agua hirviendo y una comitiva de cuatro o cinco hombres rebanando, sobajeando, desollando un misterio de vísceras, arterias y venas que asemejaban un particular ramillete púrpura; y dos o tres mujeres lavando cuchillos, machacando ajos y espolvoreando sal. Ella, verduga de un metro cincuenta con derechazo increíble, ubicada al costado del destripadero, daba órdenes para afeitar, lavar y desmembrar al occiso. Los hombres, con resignada obediencia, cumplían las órdenes de la Golpe de Gracia, en un silencio de piedra avergonzada. En pago por sus hazañas solicitaba un cuartito de muslo que cupiera en su sartén. Una vez que el animal se había transformado en «piezas por separado», se lavaba las manos, se componía el moño y, hacha empuñada, prometía regresar en Año Nuevo.






ESTE CUENTO OBTUVO EL PREMIO ESPECIAL A MEJOR CUENTO SOBRE MUJERES EN ÁREAS NO TRADICIONALES DEL CONCURSO «MUJERES PROTAGONISTAS» 2019 ORGANIZADO POR EL MINISTERIO DE LA MUJER Y LA EQUIDAD DE GÉNERO.


Claudia Salgado Zúñiga (1974). Vive en Quino, pueblo a 25 k aprox., de Victoria. Estudió Pedagogía en Castellano en la Universidad de la Frontera. Actualmente, trabaja en el liceo Jorge Alessandri Rodríguez, el mismo que la formó en su adolescencia.